El vegetarianismo en América del Sur ~1900

En los siguientes textos se menciona un libro sobre el vegetarianismo, escrito por el autor chileno: Simón Rodríguez Rozas (1864–1909):

"Simón Rodríguez Rozas: La Carpofagia. Estudios sobre la alimentación de frutos[,] natural del hombre. Volumen I y II. Quillota (Chile), Imprenta Pitágoras"
Parece que se trata de uno de los primeros libros en español sobre el tema del vegetarianismo. El libro parece tener dos volúmenes. Parece que se publicaron en 1901 (volumen I; editorial "El Globo"), 1902 (volumen I; editorial Imprenta Pitágoras) y 1903 (volumen II; editorial Imprenta Pitágoras). El segundo volumen parece haber sido impreso en enero o febrero de 1903.

Existe una copia del libro (microformas) en la Biblioteca Nacional de Chile (Santiago de Chile), donde dice "1901–1904". Pero no dice si es "volumen 1" o "volumen 2" (o ambos). También lo encontré en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno (Buenos Aires), donde tienen una copia que parece ser de 1901 (editorial "El Globo"). 
No lo encontré en "WorldCat", la "Library of Congress" (EE.UU.), la "British Library" (Reino Unido) ni la Biblioteca Nacional de España.  

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De: Vegetarische Warte [revista vegetariana alemana] No. 4, 23 de febrero de 1903

El vegetarianismo en América del Sur.

Por Rudolf Franck, Quilpué (Chile).

Que nuestra causa no se detenga en la tan denostada Hispanoamérica aseguran no sólo los vegetarianos alemanes que viven aquí, sino, sobre todo – y esto es de la mayor importancia para la difusión – dos hijos de esta parte del mundo, Don Simón Rodríguez en Quillota (Chile) y Don Eduardo F. Forga, el emprendedor ingeniero de minas en Arequipa.

1. La Carpofagia. Estudio sobre la alimentación de frutos[,] natural del hombre. Este es el título de la nueva obra de Don Simón Rodríguez. Ya se ha publicado el primer volumen, de unas 400 páginas. El segundo volumen está en proceso de impresión; otros volúmenes están en concepto o en proyecto. Como puede ver, la obra es de gran envergadura y en realidad también representa el fruto de muchos años de estudio diligente.  

Si uno está acostumbrado a ver la superficialidad como una característica de los libros hispanoamericanos, uno se ve gratamente sorprendido aquí por la minuciosidad “alemana” con la que nuestro compañero realiza su trabajo. Sí, por el momento no sabría nombrar una obra alemana que trate la cuestión de la alimentación natural del hombre de forma igualmente exhaustiva, teniendo en cuenta las últimas teorías y experiencias (Densmore, Alanus, etc.). En esto, el autor está absolutamente por encima de su tema, y cualquiera que, como yo, haya seguido nuestro movimiento teóricamente y aún más prácticamente durante muchos años, puede estar de acuerdo con gusto con las conclusiones que saca en el primer volumen respecto a la pregunta: “¿Qué debemos comer?”

Debo criticar la obra por hacer una distinción teórica (p. 368) entre “carpofagia” y “frugivorismo”, ya que ambas expresiones significan lo mismo, es decir, “comer fruta”, y la diferencia radica únicamente en la lengua de su origen. Pero en la materia misma el autor acierta, y con un lenguaje hermoso trata su tema con una seriedad encomiable, sabiendo bien que la miseria, la enfermedad y la degeneración, por un lado, – la felicidad, la vida y la salud, por otro –, dependen de nuestro propio modo de vida, sobre todo de nuestra alimentación. Así, concluye de forma muy bella: “¿Puede ser que está en el frugivorismo el secreto de la salud y la vida? ¿Puede ser que la adaptación de la existencia exterior a la disposición interior de nuestro cuerpo reside en esta forma de vida? A todos los hombres ilustrados les gustaría interrogar a la naturaleza con sus propias vidas. – Hay hombres que, para investigar una verdad, penetran en las profundidades del mar o en las entrañas de la tierra, otros que se adentran en los bosques de los salvajes o atraviesan en trineos las tristes regiones polares en “la noche y el hielo”. Hay personas de amplia formación que se quitan la vida por dolor o por cansancio de la vida. Creemos que la cuestión del sustento natural del hombre es tan importante, de hecho, mucho más importante, que las tareas cuya solución persiguen con tanta abnegación, incluso heroísmo, el erudito, el buzo, el explorador y el aeronauta.” –

Por mi parte, quisiera dirigir esta exhortación en particular a quienes son, con mucho, los más importantes para el sustento de la familia hoy en día, especialmente cuando el hombre no puede trabajar: a las mujeres. Para mi alegría, he encontrado estos días una exhortación de este tipo en nuestro valiente aliado “Fürs Haus” [“Para la casa”; revista alemana], donde la filosófica Hedwig Rabich, con una franqueza muy apreciada, deja que el gran y profundo Nietzsche hable a los innumerables lectores de este periódico repartidos por todo el mundo: “¡La estupidez en la cocina!”; la mujer como cocinera; ¡la espantosa irreflexión con la que se cuida la alimentación de la familia y del amo de la casa! La mujer no entiende lo que significa la comida y quiere ser cocinera – – – Por culpa de las malas cocineras, por la falta total de razón en la cocina, el desarrollo de los humanos es el que más se ha retrasado, el que más se ha perjudicado”. Hedwig Rabich dice entonces, y cuántos vegetarianos pueden lamentar profundamente esto cuando miran a su alrededor entre las hijas del país, especialmente en Hispanoamérica, donde la ama de casa se cree demasiado buena para la cocina y el arte culinario: “Por mucho que hayan escrito los investigadores y los eruditos, nada ha penetrado en el pueblo, nuestras amas de casa no saben nada de esto. Porque nuestros libros de cocina, de los que extraen su sabiduría, no están escritos para alimentar la sangre y los nervios de nuestro cuerpo, sino para estimular la lengua y el paladar.” – ¡Muy cierto, muy cierto! –

Pero cuando un hombre sigue siendo un hombre y tiene el tiempo y la paz para serlo, él mismo al menos no alentará a su amante en este camino erróneo, sino que con amor y paciencia iluminará su media naranja, aunque demasiado conservadora, aunque no vea inmediatamente resultados tan espléndidos, como en el caso de Hedwig Rabich, que llega a decir a lo largo de su espléndido ensayo: “Ahora estamos cosechando en nuestros cuerpos los frutos del maltrato de nuestra naturaleza que ha continuado durante siglos. Esta constatación es el resultado de una investigación minuciosa y cuidadosa por parte de numerosos eruditos y legos. Esta realización debe ser propiedad común de todo el pueblo, debe estar escrita en el corazón de cada padre y madre”.

El libro mencionado también predica este conocimiento en cada página; y el autor lucha solo con las armas de una ciencia sin prejuicios y está libre de todo fanatismo o dogmatismo. La sana razón, la naturaleza y la experiencia son sus máximas autoridades. Cuando se considera lo escasa que es todavía la literatura de habla española con respecto a las obras de contenido fundamental sobre vegetarianismo, se aprecia el servicio que el autor ha prestado a nuestra causa y a la América española [hispanohablante]. Así pues, hispanoamericanos, desde México y Caracas hasta Punta Arenas, desde Buenos Aires hasta Lima, aprendan de este libro para que puedan enseñar a sus esposas, ¡por el bien de su familia!


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De: Vegetarische Warte [revista vegetariana alemana] No. 20, 23 de octubre de 1903

Una obra sobre vegetarianismo en español.

Por Rudolf Franck, Quilpué (Chile).

Es gratificante ver cómo nuestro movimiento está brotando y floreciendo en todo el mundo y ya se expresa en todas las principales lenguas culturales; esto es una prueba de que es un movimiento cultural en general que es libre de límites espaciales. –

Aparte de algunos panfletos, folletos o pequeños libros, ha habido poca información sobre vegetarianismo en lengua española, y sin embargo hay cien millones de hispanohablantes en todo el mundo. Por lo tanto, fue un paso importante para mejor cuando nuestro compañero chileno Simón Rodríguez comenzó a publicar, el año pasado, una importante obra sobre la dieta natural. El título completo es: “La Carpofagia, Estudios sobre la alimentación de frutos[,] natural del hombre[,] por Simón Rodríguez. Quillota. Imprenta Pitágoras”.

A principios de año saludé la publicación del primer volumen con unas líneas en la Vegetarische Warte; ahora ya tengo ante mí el segundo volumen, aún más extenso que el primero (415 páginas). La impresión es considerablemente mejor que la del primer volumen.

El contenido de este segundo volumen se asemeja al primero en su rigor científico y en su estilo agradable y claro; a cada paso encontramos la oportunidad de admirar la diligencia y la erudición del autor, así como su fino ingenio. Mientras el primer volumen aborda la cuestión de la alimentación más adecuada desde el punto de vista de la anatomía y la fisiología comparadas, el segundo aporta consideraciones desde el punto de vista de la economía doméstica y nacional, la moral y la religión. A continuación, demuestra que el vegetarianismo es una protección fundamental contra las enfermedades. Además, presenta dichos de hombres famosos y “hechos vegetarianos”. En este punto también encontramos un informe detallado sobre la brillante victoria vegetariana de la marcha Dresde-Berlín, que el Dr. Albu atribuye al entusiasmo. Es extraño que, con todo mi entusiasmo por la vida verdadera y pura, aún no haya conseguido una victoria en una marcha. – En el capítulo 6, nuestro autor refuta las objeciones comunes de los opositores, y en la sección 7 encontramos un esbozo histórico del desarrollo del vegetarianismo. Es refrescante la franqueza con la que él, el católico, el hijo del líder, recientemente fallecido, de los conservadores chilenos, entiende la aparición de Cristo. Me acordé de un boceto de Rosegger sobre la vida de Jesús que fue suprimido a la fuerza hace años por un gobierno austriaco de mente estrecha. – Dado que el autor ha seguido más de cerca la literatura en inglés, tanto el capítulo histórico como toda la obra aportan algo nuevo para el lector alemán. El resumen sobre el movimiento en Sudamérica también es nuevo.

Para concluir, repito – como lo hace el autor – las palabras del gran Waldo Emerson, que tenía inclinaciones vegetarianas: “Es fácil vivir en el mundo con el mundo, y es fácil vivir en soledad según sus propias convicciones; pero verdaderamente grande es el hombre que, en medio de la sociedad, conserva en sus acciones la independencia de la soledad.” –

[* Probablemente: Peter Rosegger]

[** “Es fácil en el mundo vivir según la opinión del mundo; es fácil en la soledad vivir según la nuestra; pero el gran hombre es aquel que en medio de la multitud mantiene con perfecta dulzura la independencia de la soledad.”]


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De: Vegetarische Warte [revista vegetariana alemana] No. 22, 24 de noviembre de 1903

[Reseña del libro:]

Simón N. Rodríguez R., La Carpofagia. Estudios sobre la alimentación de frutos. Natural del hombre. Volumen I y II. Quillota (Chile), Imprenta Pitágoras – Condell 54 –  

Ahora hemos recibido los dos volúmenes de esta obra, de la que nuestro colega Rudolf Franck en Quillota [Quilpué] ya ha informado a nuestros lectores. Estamos ante una obra muy completa sobre el vegetarianismo, la primera en lengua española, y podemos agradecer al autor la recopilación de tan extenso material. Sin embargo, en lo que se refiere a las circunstancias vegetarianas en Alemania, el libro ofrece a menudo una imagen sesgada, ya que el autor aparentemente no tenía fuentes alemanas a su disposición. Esto se podría remediar fácilmente en una nueva edición. 

K. L. [Karl Lentze; editor y redactor responsable de la revista.]


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Citado del libro “La inspección general del trabajo. El surgimiento de la fiscalización laboral 1924–1934” de Marcos Antonio Rodriguez Rojas (Santiago de Chile: Dirección del Trabajo; 2010):

Simón Rodríguez Rozas (1864-1909)

Primer Director de la Oficina del Trabajo. Ejerció el cargo desde la fecha de su creación, el 5 de abril de 1907, hasta su deceso, en 1909. Antes de ocupar este puesto fue Inspector Jefe de la Sección Estadísticas Agrícolas del Ministerio de Industria y Obras Públicas. Se dedicó a los estudios agronómicos y se recibió de ingeniero en el año 1884, destacándose por ser un escritor científico y por sus ideas filosóficas y vegetarianas.10 [10 Figueroa, Virgilio, Diccionario Histórico y Biográfico de Chile, Establecimientos Gráficos Balcells y Cº, Santiago de Chile, 1931: 681.]

En 1884 colaboró con el diario el “Independiente”, con el seudónimo de “Apis”, y en 1888 publicó, en la revista “El Progreso”, un estudio sobre la teoría de la evolución. En 1892 fue nombrado oficial de la

Legación de Chile en Perú y promovido a secretario en 1893. De regreso al país, en 1895, se estableció en Quillota y fundó un periódico llamado “El Comercio”, y publicó una obra sobre vegetarianismo con el título de “Carpofagia”, en que preconizaba la alimentación del hombre por medio de vegetales, especialmente de frutas. Este interés lo llevó a participar en la Unión de Vegetarianos de Londres y Berlín.

Tenía fama de sabio y filántropo, y bajo su mandato en la Institución se publicó un interesante estudio sobre “Estadística del Trabajo”, su historia, naturaleza, límites y su carácter educativo. […]

[…]”


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Citado del artículo "Charles Darwin y el darwinismo en Chile" de Manual Tamayo Hurtado, publicado en la revista "Theoria" (vol. 18, núm. 1, pp. 19-33, 2009), Universidad del Bío Bío Chillán, Chile:

"En 1901, el agrónomo Simón B. Rodríguez publicó una memoria sobre la carpofagia como alimentación natural humana de acuerdo con sus ancestros evolutivos (Rodríguez, 1901)."

Y el autor cita el libro como "RODRÍGUEZ R., S. B. (1901) La carpofagia: estudios sobre la alimentación de frutos, natural del hombre. El Globo, Quillota"

Nótese que en la revista vegetariana alemana de 1903 dice "Simón N. Rodríguez" y no "Simón B. Rodríguez".