Entrevista con Óscar Horta (castellano)


(octubre 2009)
Es activista antiespecista. Actualmente trabaja como investigador en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey. Anteriormente fue profesor de filosofía moral en la Universidad de Santiago de Compostela. También ha sido portavoz y coordinador en organizaciones como Derechos para los Animales o Alternativa para la Liberación Animal.


1) ¿Desde cuándo ha sido usted vegano?

Llevo siéndolo desde hace un poco más de quince años.


2) ¿Qué le hizo ser vegano?

Alrededor de un año y medio antes de ser vegano me había hecho vegetariano. Por entonces estaba familiarizado con los argumentos relativos al sufrimiento y muerte innecesarios supuestos por el consumo de los animales no humanos. Esto seguramente me habría llevado a hacerme vegano antes o después. Pero hubo algo que me empujó definitivamente a hacerlo. Esto fue mi descubrimiento de otro tipo de argumentos: los antiespecistas, que muestran que no tenemos ninguna razón consistente para considerar de modo distinto a los seres humanos y a los demás animales.


A la hora de considerar a alguien, lo único relevante debe ser la capacidad de sufrir y disfrutar. El hecho de no poseer ciertas capacidades (por ejemplo, intelectuales o lingüísticas) es irrelevante para ello. De hecho, hay muchos seres humanos que no poseen tales capacidades y, sin embargo, son tenidos en cuenta por la mayoría de la gente. Por lo tanto, no hay razón para que eso no suceda igualmente en el caso de los demás animales. Esto implica que tiene que contar lo mismo el sufrimiento o disfrute de un ser humano que el de cualquier otro ser.


Estos argumentos fueron los que me hicieron vegano. Un libro cuya lectura me llevó decisivamente a conocer estos argumentos fue Liberación Animal, de Peter Singer. Debo decir esto aunque a día de hoy estoy en desacuerdo con toda una serie de posiciones que se sostienen en dicha obra.


3) ¿Hay libros sobre el veganismo o derechos de los animales en español que usted recomendaría o algunos libros que le gustaría ver traducidos al español?

Pienso que no hay demasiados libros buenos, todavía hay muchos temas de los que sería interesante que se escribiese. Además, la mayoría de los libros que existen sobre el tema son de carácter filosófico y/o técnico. Así que creo que no voy a recomendar ningún libro en particular. Lo que sí que haré será dar un listado de los libros que han tenido más eco. Prácticamente todos son libros de carácter filosófico. Por supuesto, con bastantes de ellos estoy en desacuerdo (ahora bien, ha de tenerse en cuenta que leer sólo las cosas con las que estamos de acuerdo no es la mejor forma de aprender).


En lugar de ordenar la lista por orden alfabético, lo he hecho por fecha de publicación:


Libros en español:

Singer, Peter, Liberación animal, Trotta, Madrid, 1999 (al que me refería ya).

Regan, Tom, Jaulas vacías: el desafío de los derechos de los animales, Altarriba, Barcelona, 2006.

González, Marta I., Riechmann, Jorge, Rodríguez Carreño, Jimena y Tafalla, Marta (coords.), Razonar y actuar en defensa de los animales, Los libros de la catarata, Madrid, 2008.


Libros en inglés:

Rollin, Bernard, Animal Rights and Human Morality, Prometheus Books, Buffalo, 1981.

Sapontzis, Steve F., Morals, Reason, and Animals, Temple University Press, Philadelphia, 1987.

Adams, Carol J., The Sexual Politics of Meat: A Feminist-Vegetarian Critical Theory, Continuum, Nueva York, 1991.

Pluhar, Evelyn, Beyond Prejudice: The Moral Significance of Human and Nonhuman Animals, Duke University Press, Durham, 1995.

Francione, Gary Lawrence, Rain without Thunder: The Ideology of the Animal Rights Movement, Temple University Press, Philadelphia, 1996.

Dombrowski, Daniel A., Babies and Beasts: The Argument from Marginal Cases, University of Illinois, Chicago, 1997.

DeGrazia, David, Taking Animals Seriously: Mental Life & Moral Status, Cambridge University Press, Cambridge, 1996.

Spiegel, Marjorie, The Dreaded Comparison: Human and Animal Slavery, Heretic Books, London, 1998.

Bekoff, Mark y Meaney, Carron A., (eds.), Encyclopaedia of Animal Rights and Animal Welfare, Fitzroy Dearborn Publishers, Chicago, 1998.

Cavalieri, Paola, The Animal Question, Why Nonhuman Animals Deserve Human Rights, Oxford University Press, Oxford, 2001.

Armstrong, Susan J. & Botzler, Richard G. (eds.), The Animal Ethics Reader, Routledge, London, 2003.

Dunayer, Joan, Speciesism, Ryce, Derwood, 2004.

Regan, Tom, The Case for Animal Rights, 2ª ed., University of California Press, Berkeley, 2004

Hall, Lee, Capers in the Churchyard: Animal Rights Advocacy in the Age of Terror, Nectar Bat Press, Darien, 2006.

Francione, Gary L., Animals as Persons: Essays on the Abolition of Animal Exploitation, Columbia University, Nueva York, 2008.

Hay, finalmente, un libro que me parece muy interesante porque muestra las diferencias entre el ecologismo y el antiespecismo. Está escrito desde la posición ecologista y es un ataque al punto de vista de los derechos animales:

Hargrove, Eugene C. (ed.), The Animal Rights / Environmental Ethics Debate. The Environmental Perspective, State University of New York Press, Nueva York, 1992.


4) ¿Qué le parece el lema "las acciones hablan más que las palabras"?

Bueno, en realidad, lo importante no son ni las acciones en sí mismas ni las palabras en sí mismas, sino lo que se consigue con ellas.

Una acción puede comunicar mucho o muy poco. Muchas acciones se llevan a cabo pensando sólo en la propia acción, y con ello es difícil que se ocasione un impacto que termine transformando la situación en la que se encuentran los animales no humanos. Está bien, por ello, reflexionar sobre qué hacer y cómo hacerlo.

Un ejemplo muy claro de esto lo constituyen los rescates abiertos. Un rescate se puede plantear como algo hecho para ayudar a un grupo reducido de animales. Como se ha comentado a menudo, esta práctica puede encontrarse con varios problemas. Por ejemplo, que los animales sean reemplazados por otros en el lugar donde sean rescatados −por ejemplo, un laboratorio−, que se tengan que emplear recursos notables para cuidar a esos animales (que no puedan ser usados en campañas) o que, por tratarse de acciones clandestinas, no lleguen al público, o no despierten simpatías entre este. Como fruto de la reflexión de cara a resolver al menos algunos de estos problemas surgen los rescates abiertos, en los que los activistas actúan a cara descubierta y de forma no violenta. Estos, al no ser clandestinos, consiguen mucha más publicidad y generan una simpatía notablemente mayor. Reflexiones de este tipo hacen falta para que las acciones tengan un impacto positivo y relevante.

Por otra parte, también hay que tener en cuenta que la frase que indicas puede estar infravalorando mucho el poder de las palabras. Un libro, una web, una charla… pueden cambiar la vida de una persona. Así ha sucedido en muchos casos, y así va a seguir sucediendo.


5) ¿Cómo se puede explicar lo que significa "especismo"?

El especismo es la discriminación de quienes no pertenecen a un determinado grupo de seres a los que se da el nombre de ‘especie’. La forma más común de especismo es la que discrimina a todos los animales que no pertenecen a la especie humana, favoreciendo a los seres humanos. Otras formas de especismo se dan cuando se discrimina a unos animales no humanos frente a otros. Por ejemplo, si se da más atención a los mamíferos, o a los perros, que a otros animales.


6) ¿Qué tan importante cree usted que es utilizar un lenguaje no especista?

Creo que es importante hasta cierto punto. El lenguaje es lo que hace visible la forma en la que vemos el mundo. Por eso, aquellas cosas para las que no tenemos palabras son muy difíciles de ver. Cuando una palabra comienza a ser utilizada, ello hace que quienes la utilizan reconozcan aquello que esto nombra. Así, por ejemplo, el hecho de que exista la palabra ‘racismo’ hace visible que existe una discriminación contra quienes no tienen ciertos rasgos físicos. Así, resulta fundamental que la palabra ‘especismo’ llegue a ser conocida y empleada al máximo.

Por esto es necesario cuestionar el lenguaje especista. Ahora bien, no se ha de perder de vista también que se puede cuestionar el lenguaje especista sin cuestionar las actitudes especistas de fondo. Y para lograr esto último resulta útil saber comunicar, de forma que podamos generar un cambio de actitudes en la gente a la que nos dirigimos. Pero intentar refinar nuestro lenguaje puede en ocasiones ser un problema para esto. De forma que de lo que se vendría a tratar es de jugar con astucia para intentar conseguir un cuestionamiento del lenguaje especista sólo cuando ello no sea comunicativamente contraproducente.


7) ¿Se considera usted un activista de los derechos de los animales? ¿En qué piensa usted de cuando piensa en el activismo de derechos de los animales en el siglo XXI?

Soy un activista antiespecista. Por ese motivo, no puedo aceptar que se trate a los animales no humanos peor que a los seres humanos. Y, dado que concuerdo con la posición mantenida de manera general, según la cual los seres humanos no deben ser explotados como meros recursos, sino que deben ser respetados como poseedores de derechos, creo que también los demás animales con la capacidad de sufrir deben poseer tales derechos. Esto implica que no deben ser utilizados como recursos.

Ahora bien, la lucha por los derechos animales no implica necesariamente la adopción de un punto de vista antiespecista. Alguien puede oponerse a que se use a los animales no humanos como recursos y, sin embargo, aceptar que, en una situación en la que estos no van a ser dañados se favorezca injustificadamente a los seres humanos por encima de estos. Como antiespecista, me opongo a esto. Por ello, la defensa de los derechos animales o del veganismo es insuficiente. Es necesario ir más allá, y llegar al antiespecismo.

Sucede lo mismo que con la abolición de la esclavitud humana. Cuando se abolió la esclavitud, continuó habiendo racismo. Cuando se consiguió la igualdad de derechos legales, continuó habiendo racismo. Por eso, para quienes se oponen al racismo, términos como el de “movimiento abolicionista” o “movimiento por los derechos civiles” resultan insuficientes: su posición se define mejor hablando de oposición al racismo como tal. Lo mismo sucede en el caso de los animales no humanos, con el especismo. Por ello, a la hora de denominar el movimiento en el que me gustaría encuadrarme, prefiero hablar del antiespecismo.

No sabemos qué va a pasar a lo largo de este. A mí me gustaría al menos que el movimiento dé el paso de pasar a preocuparse en serio por todos los animales no humanos con la capacidad de sufrir y disfrutar. Esto tendría que incluir también a los animales que sufren y mueren incluso aunque no sea por ser usados como recursos.


8) ¿Cuál cree usted que es la mejor manera de promover activamente el veganismo y los derechos de los animales?

Depende mucho del contexto. Con todo, de manera general, considero que lo fundamental radica en conseguir acabar, en la medida de lo posible, con la diferencia existente entre el modo en el que se actúa hacia los seres humanos y hacia los demás animales. Esto no tiene por qué realizarse únicamente mediante la comunicación de argumentos a nuestro público. Movilizar sus emociones puede ser igual de efectivo, o más. Pero el objetivo fundamental tiene que ser conseguir ocasionar el cambio al que me he referido en las actitudes hacia unos y otros seres.

Asimismo, debería estar claro que optar por una u otra vía de acción no tendría que ser una cuestión de preferencias personales, sino de eficiencia a largo plazo. Y hablo de largo plazo por un motivo simple: los animales que nazcan en el futuro deberían contar tanto como los que existen en la actualidad. Van a sufrir y a morir igual que los que viven hoy en día.


9) ¿Cuál cree usted que es el tema que ha sido más descuidado en el movimiento de derechos de los animales?

Como he sugerido ya algo más arriba, el problema que ha sido más desatendido es el sufrimiento de los animales no humanos que no es ocasionado por su uso como recursos. Explicaré a continuación a qué me refiero con esto.

Se habla normalmente de la explotación que se les causa cuando son explotados directamente por los seres humanos. Lo que se supone al decir esto es que los animales que no sufren esta suerte viven estupendamente. De modo particular, se asume que los animales que viven en sus medios naturales tienen vidas felices, y que simplemente hemos de dejarlos en paz. Sin embargo, el hecho es que esto dista mucho de ser el caso. La vida de los animales en la naturaleza está llena de tragedias, que serían dramáticas para nosotros mismos o mismas si tuviésemos que sufrirlas. De hecho, pocas veces nos damos cuenta de que la inmensa mayoría de los animales que nacen (sobre todo en el caso de los invertebrados) mueren antes de llegar a ser adultos (de hambre, enfermedades, devorados, etc.). Viven vidas en las que hay muchísimo más sufrimiento que disfrute (o en las que no hay ningún disfrute en absoluto).

En la actualidad, es muy poco lo que podemos hacer en este sentido. Pero resulta fundamental comenzar a cuestionar la idea de que no debemos hacer nada al respecto. Esto es crucial para que en el futuro, algún día, el problema pueda ser abordado.

Si una comunidad de seres humanos sufre una inundación, una hambruna, es asaltada o padece una epidemia se considera que, si podemos hacer algo por ayudarles hemos de hacerlo. ¿Por qué no en el caso de los animales no humanos? Se considera normalmente que es porque así es la vida en la naturaleza. Sin embargo, muy pocos de quienes defienden esto estarían dispuestos a dejar morir por enfermedad, de hambre o canibalismo a seres humanos. ¿A qué se debe esta diferente consideración de seres humanos y otros animales? Se pueden dar muchas razones, pero todas ellas son puras excusas. El motivo real de esta actitud disimilar es el especismo. Más aun, a nadie de nosotros o nosotras nos gustaría tampoco que nos dejasen morir sufriendo en condiciones como las descritas. De este modo, si no somos egoístas ni especistas, y asumimos por tanto que estamos dispuestos a tratar a los demás animales como nos gustaría que nos tratasen a nosotros, hemos de concluir que no sólo nos hemos de preocupar por los animales explotados por los seres humanos. También hemos de preocuparnos por los animales que viven en libertad, y reflexionar sobre qué podemos hacer por ellos.


Esta es la consecuencia más difícil de aceptar del antiespecismo, y es un motivo, de hecho, por el que muchos defensores de los derechos animales no son realmente capaces de asumir un planteamiento antiespecista. Sólo quienes realmente son capaces de dejar atrás sus prejuicios especistas más arraigados se llegan a plantear esta cuestión. Pero si, como he dicho arriba, el especismo es una posición injustificable, hemos de tener el suficiente coraje y responsabilidad como para no mirar hacia otro lado.

Sobre este tema se ha dado una discusión interesante recientemente en la revista brasileña Pensata Animal: www.pensataanimal.net/painel/138-devemos-intervir-na-predacao. Asimismo, un artículo interesante sobre la cuestión se encuentra aquí: www.utilitarian-essays.com/wild-animals.pdf.


10) ¿Hay algo más que quisiera mencionar, o le gustaría dar las gracias a alguien?

Pues sí, quiero decir que es posible que a mucha gente los planteamientos que he expuesto aquí (en particular en la pregunta anterior) le parezcan muy chocantes o novedosos. Lo único que pediría es que se consideren los argumentos a favor y en contra de ellos.

Quien quiera más información puede escribirme a OHorta ( a ) dilemata . net, o visitar mi blog masalladelaespecie.wordpress.com

Y finalmente, sí, quiero dar las gracias a alguien: a Fuente Vegana, ¡cómo no! por su trabajo por un mundo libre de agresiones a los animales.
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